No es venezolano y tiene residiendo en Venezuela desde el 2002, si no fuera por su obvia pronunciación pudiera pasar por cualquier caraqueño, tiene un léxico perfecto, estudió Letras y es periodista. La iniciativa surgió estando en New York cuando vio como en posters de personajes famosos habían calcomanías en forma de nube sin nada adentro invitando a los peatones a escribir lo que consideraban que estaban pensando dichos personajes, fue así como surgió esta idea, que él no considera un movimiento o un grupo sino sólo una expresión.
Asumió esto no como un hobby ni un trabajo, sino como parte de su rutina, algunas tardes se reúne con sus amigos y escriben estas frases puntuales, atrevidas, amenazantes y divertidas… Admitió que su objetivo no es ser reconocido, sino que las personas tomen esta iniciativa y aprovechen el espacio público para expresarse.
Esa noche descubrí un personaje muy lejano a las personas que me rodean, fue maravilloso conocer la opinión de una persona apasionada con el espacio público y lo urbano. Reflexionamos por casi dos horas sobre el derecho y el deber que tiene el ciudadano, sobre el papel de las Alcaldías, del Estado, del peatón, del que maneja, del panadero, del indigente, del ladrón. Nunca tocamos temas personales…
Fue un encuentro sincero. Las calcomanías fueron producto de una necesidad que el visualizó, mi curiosidad fue producto de un susurro y nuestro dialogo fue el resultado.
Un encuentro en el que identifiqué mil cosas, la más importante es que aun cuando fue una demencia reunirme con alguien que no conocía, haber tenido esa conversación me hizo recordar que es muy fácil vanagloriarse de una filosofía, una idea o una posición, pero en la discusión, en el dialogar, en el ser atrevido y respetar las opiniones de los demás es lo que nos hace, no sólo vivir con intensidad, sino ser verdaderos ciudadanos.
Lilibeth
Lic. Comunicación Social
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