1.12.10

De comienzos y pequeñas ideas

EDITORIAL #1 - DIC 2010

Es una convención social de estos tiempos pensar que todo comienzo es difícil. Quizá sea por las implicaciones incómodas que tienen los cambios o porque, por lo general, sentimos cierto temor ante las cosas que no conocemos y en las que nos sentimos inexpertos.
Sin embargo, mi experiencia ha sido completamente diferente hasta llegar a considerar que los comienzos no son para nada difíciles. La emoción de lo nuevo: estrenar un nuevo atuendo, el olor que tiene un nuevo automóvil, decorar tu nuevo departamento, hasta el inicio de clases de un curso, carrera, etc. Hay en todo esto una sensación de renovación, una apertura que se traduce en una nueva oportunidad de hacer bien las cosas. Algo que –tácitamente- demanda lo mejor de ti.
Y, dentro de esta emoción por la novedad, no hay nada que represente una dificultad: nos encanta tener nuevas hojas blancas para poder escribir en ellas y hacerlo bien esta vez.
Ahora bien, no todo es un camino de laureles. ¿En qué radica la dificultad de los nuevos comienzos, entonces? Pues, lo que se revela como un reto es continuar: salir del “vamos” para pasar al “continuemos”. Muchas personas tienen buenas ideas, grandes planes, suben los primeros escalones pero sus voluntades se ven intimidadas, inhibidas ante al compromiso y, finalmente, abandonan.
Las ideas nuevas generan entusiasmo, pero realmente somos puestos a prueba cuando debemos pasar a la ejecución y mantenernos ahí. No dudar de nuestras capacidades, tener la entereza para materializar nuestras iniciativas y tener la visión y confianza en nosotros mismos para poder llevar nuestros proyectos a cabo.
Hoy damos comienzo a esta pequeña idea con todo el entusiasmo que un nuevo emprendimiento puede generar; con la certeza de que tendremos la constancia necesaria, no sólo para mantenernos, sino para nutrirnos en el proceso, y llevar la idea incluso más allá de nuestras primeras expectativas.
Definitivamente, lo difícil no es comenzar, lo difícil –e increíblemente, emocionante- es lo que viene después.
Bienvenidos a esta pequeña idea. Bienvenidos a Las Loterías de Babilonia.  


Adriana Bolívar
adreegrafia.tumblr.com

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