Tommy Hilfiger conoció a Oprah Winfrey en mayo de 2007. No fue hace 10 o 12 años, como la mayoría del mundo siempre ha creído. Fue en 2007 y lo hizo para poner fin a lo que probablemente sea uno de los rumores de mayor difusión y longevidad de la historia. “En los 21 años que lleva mi programa al aire, ¿alguna vez has estado en el programa previo a esta ocasión?”, preguntó la afamada conductora del talk show con su mismo nombre. “Desafortunadamente no”, respondió el popular diseñador. Dos de los nombres más reconocibles de la cultura popular norteamericana en los últimos 25 años, sinónimos con el imperio de la televisión y la moda respectivamente, habían sido involucrados en un chisme basado en racismo, xenofobia y odio que pocos se habían molestado en corroborar y que se había esparcido como una epidemia durante más de una década ¿Cómo llegó un rumor a agarrar tanta fuerza, poner en jaque una marca trasnacional y despertar la ira de latinos, afroamericanos y asiáticos alrededor del mundo?
Si Internet se ha convertido en el medio idóneo para esparcir rumores infundados, entonces el de Tommy y Oprah fue, sin duda alguna, el pionero. "Si yo hubiera sabido que los negros americanos, los latinos, mexicanos y los asiáticos comprarían mi ropa, no la hubiese diseñado tan bien. Desearía que ese tipo gente no comprara mi ropa, pues está hecha para gente caucásica, de clase alta... y desearía dársela mejor a los cerdos". Estas palabras habían sido suficiente para que Tommy fuese retirado del programa en vivo, según la notoria cadena que probablemente todos (incluyéndome) aún debemos tener en nuestra cuenta de Hotmail o Yahoo. Además, alentaba al lector a boicotear toda la mercancía que vendía Hilfiger.
Hoy en día Internet nos provee a sus usuarios la posibilidad inusitada de corroborar qué es cierto y qué no lo es. Basta con navegar diez minutos la red para encontrar un veredicto de la liga antidifamación, una aclaratoria del propio programa de Oprah y, por si fuera poco, esta joya: http://bit.ly/gPHwjD, el video de la primera visita de Tommy a Oprah, no para hablar de ropa, no para hablar de moda, sino para desmentir que fuese un patán xenofóbico.
No sé muy bien con qué quedarme de esta historia. Por un lado, podría ser que la enorme oferta de información en Internet debe traducirse necesariamente en un enorme deseo de corroborar su veracidad por parte del usuario. Por otro, me lleva a reflexionar por qué como latinos fuimos tan propensos a creer que un diseñador estadounidense estaría tan dispuesto a vociferar su odio hacia nosotros, incluso si eso se tradujera en daños financieros para su propia empresa. Lo que si espero es que la gente ya no deje de comprar ropa Tommy porque la considere una apología al racismo, sino por la misma razón por la que yo nunca la he comprado: es fea y cara.
Pedro Camacho
Periodista – Documentalista
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