28.2.11

El abandono de la palabra

EDITORIAL #4 - MAR 2011


«Lo traumático no es siempre lo que hace ruido
 sino lo que queda mudo.
Y desde el silencio hace ruido»
Rosa Montero cita a Carmen García Mallo en La loca de la casa

La escritura como oficio, como opción, como voz, es uno de los principales motores que mantienen este asidero de textos y perspectivas llamado Las Loterías de Babilonia. Las personas que hemos colaborado a través de nuestras palabras en este blog, somos fieles creyentes de que la escritura es una de las mejores formas de compartir nuestra visión del mundo y confiamos en que es una manera de hacernos escuchar.
Sin embargo, recientemente, un silencio inesperado se instaló entre nosotros dejándonos despojados de palabras que fueran suficientes para expresarnos, para entender. Muchas preguntas y pocas respuestas. Sólo la ausencia de frases que expliquen y la resignación de guardarnos la interpretación de la vida para nosotros mismos, para poder seguir.
Este silencio nos abre un espacio para reflexionar, para pensar, para tratar de entender, para tratar de asumir y sobre todo, para respirar hondo y tener más aliento para regresar al carril de las palabras. Porque no se trata de enmudecer, se trata de encontrar la pregunta apropiada que dé con la respuesta indicada.
Hoy queremos compartir con nuestros lectores unos minutos de silencio y extenderles ese espacio que acabamos de descubrir, para pensar en esas cosas que no entendemos, tomar aire y luego continuar el diálogo en esta conversación que no es más que vida.

«¡Qué silencio tuvo que haber en aquel mar;
qué preparado tenía que estar para el milagro de la palabra»
George Steiner, Lenguaje y silencio


Adriana
adribolivar13@gmail.com / @adribolivar

25.2.11

Status

¿Sabes de qué me di cuenta? Con una relación a distancia, sin quererlo solo nos quedamos con “lo mejor”.
Respuestas inteligentes, frases sin errores y tiempo para responder, hacen de las teclas una bendición/maldición en la que todas las conversaciones controladamente espontáneas hacen que creemos a un personaje que sustituye a la otra persona por una ideal, que siempre sabe qué decir. Claro, después de un breve delay.
Qué manera tan académica de decir nada.
La distancia es un fetiche
Cuando estás lejos y  nos comunicamos brevemente por la computadora, lleno los vacíos de tu ausencia con situaciones idílicas que pertenecen más a las novelas de revista de sala de espera que a la realidad.
“Si estoy pensando en ella, ella debe estar en lo mismo”.
“No puedo esperar a llegar a la casa para contarle únicamente lo mejor o lo peor de mi día. Nada de las nimiedades de las que hablan los novios de verdad. Hablaremos solo de cosas inteligentes, románticas, y divertidas. Cuando empiece el silencio del aburrimiento nos desconectaremos y ya, ‘hasta la próxima entrega’.”
Ni hablar de la exclusividad mentirosa, limitada a un total “compromiso mientras tecleo”. Cuando hablábamos pantalla a pantalla, eras la única y yo era el único, la pareja perfecta. Pero cuando bajaba la tapa de la laptop, era un soltero más. Y tú eras exactamente igual. O peor
La verdad es que tener una relación contigo es muy parecido a vivir en este país: requiere de masoquismo e ingenuidad.
Para mí eres una mezcla de recuerdos que todavía me aceleran el pulso: el olor de tu cuello, tu piel erizada después de soplar tu tatuaje, una carcajada escandalosa. Las malas memorias se diluyen en unas cuantas situaciones; la vez que no te tomaste en serio algo que dije, la discusión de aquella película, el día que no fui tu prioridad (de hecho estaba de octavo en esa lista, después de la universidad y aquel proyecto). Te has convertido en una imagen, una intoxicante neblina de sentimientos.
Sé que andas igual.
Hace un par de semanas, me desperté arropado hasta la nariz en un domingo lluvioso y sin darme cuenta pasé una hora abrazado a tu proyección. ¿Sabes lo absurdo que es que el fundamento de nuestra relación sea la fantasía de algún encuentro futuro, musicalizado por los Beach Boys con olor a pasto recién cortado?
Te adoro, eres deliciosa como gaveta de bulímica, genial como una canción de Lennon y absurdamente hermosa. Pero esta cosa seudo platónica no va a ningún lado. Se perdió en el ciber espacio, se convirtió en una anécdota nerd.
Ya no voy a leer ansiosamente “Beatriz está escribiendo…”, subir el volumen de tu voz en mis audífonos ni encabronarme con la compañía de teléfonos cuando la conexión se pone lenta.
Sin más que agregar, le doy a send y desconecto el puerto. Es hora de buscar relaciones analógicas y físicas. Si algún día nos reencontramos respirando el mismo aire, tal vez empezaremos de nuevo.
Send...
Milton Granadillo
Comunicador Social
http://sicomoelmounstro.worhttp://sicomoelmonstruo.wordpress.comdpress.com

22.2.11

Un día más

“Si existiese un día más me gustaría vivirlo a tu lado.
Si tuviera más tiempo lo pasaría contigo.
Si la semana tuviera tan sólo un día más me dedicaría a dormir.
Si el domingo se repitiera, subiría la montaña dos veces por semana.
Si la semana me regalara un viernes por la noche, de seguro saldría a bailar dos días a la semana.”
La verdad es que podríamos quedar cortos al realizar el ejercicio de imaginar otro día en la semana. Nuestros intereses y la manera en la que vivimos actualmente nos hacen desear que esto suceda.
A pesar de los parámetros establecidos para definir y conceptualizar los días de la semana, siento que no hay nada que nos diga que hoy es efectivamente el día que decimos que es ¿Cuántas veces nos hemos despertado desconcertados sin saber la hora ni el día que es? Enseguida, buscamos los aparatos tecnológicos, el calendario o encendemos la televisión para que nos hablen del tiempo real.
Y es que la noción del tiempo varía según las actividades que hagas, en los trabajos de oficina dirían muchos que los minutos y las horas transcurren con una lentitud agotadora. Mientras, aquellos que disfrutan de vacaciones, de una noche romántica o simplemente leen un buen libro, podrían decir que el tiempo pasa como una ráfaga imperceptible.
Por ello un día más a la semana quizá no sería para disfrutar con el amor de tu vida o ver películas comiendo helado. Lo más probable es que lo usemos para trabajar más y compartir menos. En estos tiempos las necesidades del ser humano han ido cambiando con mucho más tiempo invertido en el trabajo y menos tiempo apreciado con los seres queridos o haciendo lo que verdaderamente nos gusta.
Ojalá en algún momento de nuestra vida podamos tener más días de disfrute de lo que hacemos y menos tiempo enfocado en lo que no queremos o no nos gusta hacer. No esperemos que exista un día más, construyamos nosotros momentos especiales y únicos que nos hagan más humanos.
“El amor hace pasar el tiempo; el tiempo hace pasar el amor” Proverbio italiano

 “La única función del tiempo es consumirse: arde sin dejar cenizas” Elsa Triolet 

Gilmar Bastardo
Periodismo - Teatro - Publicidad
gilmar1600@gmail.com / @gilmarbastardo

21.2.11

Una mentira de proporciones cósmicas

Los astrólogos del mundo están en crisis. Resulta que los astrónomos (que son aquellos que si se encargan de hacer ciencia estudiando los astros), han anunciado y corrido por Internet la noticia de que hay que hacer cambios en el zodíaco, por lo que la población global anda un poco desorientada al respecto de cómo interpretar ahora el horóscopo matutino del día.
El cuento va más o menos así. El sistema zodiacal lo inventaron hace más de 4000 años por los Babilonios (ja). Se centra básicamente en la posición de las constelaciones en el cielo, durante el momento en que nacimos. Por siglos, se ha venido observando e interpretando de la misma forma sin pensar en que el Universo siempre ha estado en expansión, por lo tanto en movimiento, por lo que los astros no se han mantenido en el mismo lugar. A eso se le suma el desplazamiento de la tierra debido a la gravedad lunar y solar.
Hace por lo menos quinientos años, el sol ya pasaba por una constelación que inicialmente no estaba en el recorrido. Esta constelación es Ofiuco (Ophiuchus) o “El Serpentario”. Desde 1930 la Unión Astronómica Internacional consideró a esta constelación en la línea zodiacal; sin embargo, en ese momento la astrología tradicional de base babilónica se negó a reconocerla.
Aquí es que comienza a oler a Piscis podrido en el asunto. Los Astrólogos se han negado a aceptar el cambio sencillamente porque se les cae el negocio. Este año, los astrónomos no han podido seguir callando la verdad de las nuevas constelaciones (si, de hecho, no sólo es Ofiuco, sino que Cetis, la ballena o el monstruo marino, también se ha incorporado en el zodíaco, robándole dos días de marzo (27 y 28 de marzo) a su primo menor, Piscis). La Internet ha permitido que la noticia se sepa y es ahí cuando los esotéricos y charlatanes intentan defender su “arte y ciencia” con toda clase de pretextos.
Que si el horóscopo se basa en el cielo Occidental en donde no se encuentra Ofiuco, que si el horóscopo se basa en las estaciones y no en las constelaciones, que si el cambio sólo aplica para los que nazcan luego del 2009 (como si el cambio de la órbita terrestre ocurrió de un año a otro). La verdad es que nos han estado vendiendo una mentira de proporciones cósmicas y ésta no aguanta más.
Nunca he creído demasiado en los horóscopos. Si acepto que las personas que nacieron en similar período del año comparten ciertos rasgos comunes, pero me niego a creer que porque nací el ocho de marzo de 1981, el día de hoy voy a pisar una caca de perro, así que debo cuidar por donde camino. No me importa si soy Piscis, Acuario, Serpentario, Pegaso o Perro.  Para mí, este revuelo sólo demuestra que el cuento de los Astrólogos es una farsa y que no está para nada basada en ninguna ciencia. Lamentablemente, los que desean creer se van a seguir dejando engañar y Walter Mercado, Rocco Remo, Vicente Cassanya, Kala Ruiz, Mizada Mohamed y todos estos charlatanes seguirán publicando horóscopos y haciendo segmentos en TV, mientras se enriquecen con el dinero de los ilusos.

Luis Grande
Periodista – Videógrafo – Cineasta
luisgrande.b@gmail.com / @luislegrand
www.kulashaked.blogspot.com

16.2.11

To hit the road

Fecha: 20/01
Hora: 09.00
Lugar: Retiro
Plataforma: de la 40 a 66
Destino: Mar del plata.

            Sentada con un libro de 300 páginas y con muchas expectativas, espero la llegada del micro. Siempre estoy nerviosa en esas situaciones porque pienso que voy a perder el micro entonces llego a la estación una hora antes por las dudas. En este caso fueron dos horas antes debido a varios factores: 

1- No había dormido ya que me la pasé viendo capítulos de “That 70’s show” y armando mi bolso.
2- Había comprado los pasajes por teléfono, por ende los retiraba el mismo pero temprano.
3- Estaba ansiosa, como si el micro fuera un anticipo de cómo van a ser tus vacaciones. Es decir: si llega tarde y el micro es una mierda, prepárate para sufrir en tus vacaciones. En este caso, llego ANTES. No lo podía creer,  era una señal, el glorioso viaje va a estar lleno de buena vibra. 

            Le entrego el pasaje al micrero y lo miro con una sonrisa increíble, él -por supuesto- no me  la devuelve. Sin percatarme en ese detalle, subo con mis 8000 (ocho mil) bolsos.  Acomodo todo y la primera mentira que digo en las vacaciones es: “libro a vos te termino en dos patadas….”. No llegue a leer ni la página 40 que ya estaba durmiendo. Acto seguido, el sueño se me cortó cuando recibo una bandeja de comida voladora. Mi única reacción fue asustarme por supuesto y claramente seguir durmiendo. No hay más situaciones para contar porque, generalmente, yo duermo en los viajes y me encanta hacer eso, así todo se pasa más rápido. 

            Es lindo ver el típico campo de girasoles. Aunque, en cuestión de minutos, yo me pongo a pensar si es que en realidad el micro quedó atrapado en una gigante cinta para correr y simplemente estamos siempre en el mismo lugar.

            Llegando hacia el destino, los campos no eran campos. La gente se veía chiquita y pasamos por muchos pueblos fantasmas. Me pregunto si realmente eran fantasmas o simplemente pasamos en el momento menos indicado. En fin, Las vacaciones te arrancan cuando te subís al micro y te olvidás de todos los aparatos que están trabajando en capital. 

            ¡QUE VIVAN LAS VACACIONES!

Tome,fumeyvivalavidalocaconmoderación,perobienvenidoalawildwildvida.

Gina Votta

14.2.11

Tantas veces Pedro (o reflexiones sobre mi nombre) II


Pedro Camacho, Pedro Camacho… Hace varios años un curioso documentalista estadounidense de nombre Alan Berliner,  decidió reunir a todos los Alan Berliners que pudo encontrar a través del directorio telefónico en una misma habitación para una cena. En el caso de su nombre el resultado sólo convocó a unos 8 invitados que con una pizza familiar hubiesen quedado contentos.
Con sólo la utilización de Facebook, en cambio, yo sería capaz de convocar un banquete de más de 400 personas con mi mismo nombre. No quiere decir que los pudiera reunir, pero tendría la posibilidad de invitar a más de 4 centenares de Pedros Camachos.  De presentarme, entonces, ¿qué me haría único? ¿Cuál sería el logro a destacar? Mientras más lo pienso, sólo se me ocurre tomar refugio en esta misma disertación sobre mi nombre, llegar a ser el único Pedro Camacho que se ha tomado la molestia de averiguar, contactar, conversar y, ¿por qué no?, invitar a los demás a conocerse. Fue así que encontré la semana pasada a Pedro Camacho, con quien no sólo comparto nombre, sino que estudiamos en la misma universidad e incluso tenemos tres amigos (de esos “amigos” de Facebook) en común. Esto lo convierte en el Pedro Camacho más cercano a mi vida (fuera de mi familia) y punto de partida perfecto para iniciar contactos con la tropa de Pedros.
Por lo tanto, y para finalizar, Pedro, si estás leyendo esto, te pido que aceptes mi solicitud de amistad. Es, posiblemente, mi único camino a la notoriedad.

Pedro Camacho
Periodista – Documentalista

4.2.11

Vivir en el desierto (II)

Durante mi último día en San Pedro, con la memoria llena de Géiseres, frío, paisajes salados y la belleza de una que otra francesa, me encontré con que me quedaban seis horas para matar sin hospedaje, dinero, ni nada nuevo que conocer.

Luego de leer y releer la única revista que conseguí, decidí deambular por las calles de tierra y sal del Pueblo. Ocho minutos después, habiendo recorrido todo, me senté en un banco de la plaza central con la mirada en blanco.

A mi lado estaba un cuarentón de pelo largo vendiendo collares de piedra. Inevitablemente, nos pusimos a hablar y poco después aparecieron temas como política, filosofía, religión y todo eso que uno tiende a evitar en el mundo real. Es peculiar cómo la gente se abre a desconocidos mucho más que a sus propios amigos. Pronto me di cuenta de que no era un Hippie Desfasado, sino un tipo sumamente centrado, que odiaba a los que usan Dreadlocks por apariencia. 

Luego de trabajar quince años para “El Sistema”, decidió recorrer Latinoamérica a pie, yendo de pueblo en pueblo mientras vendía joyas que su ex esposa le había enseñado a elaborar:

“Vivo sin preocupaciones, pero no creas que soy un loco que camina por ahí ¿Cachai? Yo tengo cuenta corriente en el Banco y cuando no me alcanza el dinero me lo envían desde Santiago, donde tengo una tienda con mi ex. No necesito mucho. Mientras tenga lo suficiente para mí y para enviarle a mi hijo, seguiré haciendo esto. En Algún momento quiero conocer Venezuela, si quieres me das tu dirección”

Mientras tanto, Milton pensaba “¡Maldición, quiero una vida así!”… y “Ni en joda te doy mi dirección”
De haber estado acompañado, seguramente nos hubiésemos distraído con cualquier tema banal y evitado al personaje, que a su vez estaba sentado al lado de una chica valenciana que vendía Bricolage en un estuche –regalo de su ex suegro- y que a pesar de estar graduada en Educación, se tomó un tiempo libre para deambular, hacer trabajo social y vivir el día a día: “Tal vez, cuando empiece el frio, iré a Bolivia”.

Igual que lo interesante que resultó esta gente, fue descubrir con ellos cosas de mí mismo: Me gusta mi trabajo -porque es básicamente un Hobby-, tengo un profundo sentido religioso que desconocía o me avergonzaba admitir y una de las prioridades de mi vida, de ahora en adelante, será viajar.

Ahí, en el medio de la nada -perdón por el tono PauloCoelhiano- me encontré con que viajar solo lleva a la reflexión, a conocer -conocerte- y apreciar la vida sin los prejuicios que dejas en casa. Viajar sin acompañante resulta sumamente agradable. Claro, mejor aun si se hace por decisión propia…



Milton Granadillo
Comunicador Social
@comoelmonstruo
http://sicomoelmounstro.wordpress.com

2.2.11

¡Se nos fue el año!

EDITORIAL #3 - FEB 2011

Sí, esta frase está impregnada de tal dramatismo que nos deja un vejo de exageración. Pero, contrario a lo que muchos podemos pensar, esta afirmación fue pronunciada por el 76% de la población el día de ayer al darse cuenta de que empezaba el segundo mes del año. Otro 12% lo pensó pero no lo dijo y el porcentaje restante no estoy segura de qué concluyó: las estadísticas nunca han sido mi fuerte.
Indiferentemente, todos tenemos la certeza de que, a medida que va pasando el tiempo, se nos hace que éste va pasando más rápido. Esto es una verdad absoluta. Sin embargo, tal percepción es relativa. El tiempo, convengamos, no pasa más rápido, sino que nosotros nos volvemos más lentos en nuestra acción. Y no hablo de tareas del día a día porque si usted está leyendo esto, seguro que usted es una persona que –más o menos- sufre el devenir enloquecido que conlleva vivir en una ciudad y ese trajín no es para nada ralentizado.
En lo que somos lentos es en la acción que antecede a una voluntad. Más claramente: somos especialistas en dar vueltas a la hora de cumplir algo que nos propusimos. De hecho, somos tan vagos que, para lograr cosas que queremos alcanzar, debemos proponérnoslo en forma de enunciado en un listado junto a otros deseos más poniendo como línea de meta el fin del próximo año, como para tomar impulso.
Por eso es que si usted cayó en pánico cuando vio la fecha del día de ayer es porque Enero pasó y usted no se molestó en accionar esa resolución que se planteó y que tanto quiere llegar a realizar.
El otro día, muy coloquialmente, mi papá me soltó una frase llena de sabiduría, digna de un padre que conoce y aconseja: “el deseo no preña”. Y, más allá de ese don increíble que tienen los padres para poner presión a las cosas más banales o de lo incómodo que resulta incluir el verbo ‘preñar’ en una conversación con mi papá, tenía razón.
Señor, señora, usted que tiene aún esperanzas en esa lista de propósitos de año nuevo: ¡haga algo! ¡Aún tiene tiempo! Eso sí, hágalo ya porque ¡se nos va el año!
¡Auxilio!

Adriana
adribolivar13@gmail.com / @adribolivar
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