4.2.11

Vivir en el desierto (II)

Durante mi último día en San Pedro, con la memoria llena de Géiseres, frío, paisajes salados y la belleza de una que otra francesa, me encontré con que me quedaban seis horas para matar sin hospedaje, dinero, ni nada nuevo que conocer.

Luego de leer y releer la única revista que conseguí, decidí deambular por las calles de tierra y sal del Pueblo. Ocho minutos después, habiendo recorrido todo, me senté en un banco de la plaza central con la mirada en blanco.

A mi lado estaba un cuarentón de pelo largo vendiendo collares de piedra. Inevitablemente, nos pusimos a hablar y poco después aparecieron temas como política, filosofía, religión y todo eso que uno tiende a evitar en el mundo real. Es peculiar cómo la gente se abre a desconocidos mucho más que a sus propios amigos. Pronto me di cuenta de que no era un Hippie Desfasado, sino un tipo sumamente centrado, que odiaba a los que usan Dreadlocks por apariencia. 

Luego de trabajar quince años para “El Sistema”, decidió recorrer Latinoamérica a pie, yendo de pueblo en pueblo mientras vendía joyas que su ex esposa le había enseñado a elaborar:

“Vivo sin preocupaciones, pero no creas que soy un loco que camina por ahí ¿Cachai? Yo tengo cuenta corriente en el Banco y cuando no me alcanza el dinero me lo envían desde Santiago, donde tengo una tienda con mi ex. No necesito mucho. Mientras tenga lo suficiente para mí y para enviarle a mi hijo, seguiré haciendo esto. En Algún momento quiero conocer Venezuela, si quieres me das tu dirección”

Mientras tanto, Milton pensaba “¡Maldición, quiero una vida así!”… y “Ni en joda te doy mi dirección”
De haber estado acompañado, seguramente nos hubiésemos distraído con cualquier tema banal y evitado al personaje, que a su vez estaba sentado al lado de una chica valenciana que vendía Bricolage en un estuche –regalo de su ex suegro- y que a pesar de estar graduada en Educación, se tomó un tiempo libre para deambular, hacer trabajo social y vivir el día a día: “Tal vez, cuando empiece el frio, iré a Bolivia”.

Igual que lo interesante que resultó esta gente, fue descubrir con ellos cosas de mí mismo: Me gusta mi trabajo -porque es básicamente un Hobby-, tengo un profundo sentido religioso que desconocía o me avergonzaba admitir y una de las prioridades de mi vida, de ahora en adelante, será viajar.

Ahí, en el medio de la nada -perdón por el tono PauloCoelhiano- me encontré con que viajar solo lleva a la reflexión, a conocer -conocerte- y apreciar la vida sin los prejuicios que dejas en casa. Viajar sin acompañante resulta sumamente agradable. Claro, mejor aun si se hace por decisión propia…



Milton Granadillo
Comunicador Social
@comoelmonstruo
http://sicomoelmounstro.wordpress.com

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