Después de 10 años jugando al escondite, Osama Bin Laden pierde luego de que una operación militar de los Estados Unidos lo dejara sin vida en su escondite. Esta noticia ha ocasionado cientos de comentarios, opiniones y reacciones en todo el mundo. Algunos celebran la muerte del líder de la organización terrorista Al Qaeda, otros tiemblan imaginando cual será la represalia del sucesor del dirigente Talibán, algunos critican a Estados Unidos de matarlo cuando estaba desarmado y muchos, se entregan a las delirantes teorías conspiratorias sobre si realmente murió o si esto no es más que una gran mentira para subirla disminuida popularidad del presidente Barak Obama y Osama está encerrado en una prisión secreta o tomando piñas coladas en algún lugar del caribe.
Voy a obviar lo de las teorías conspirativas no sólo porque no entiendo la necesidad de inventarnos una realidad más complicada que la que ya tenemos (¿quizás el querer vivir en una emocionante película de Hollywood?) sino porque los que realmente creen en estas versiones, son lo suficientemente fanáticos como para ser convencidos de lo contrario. Más bien comentaré sobre aquellos individuos que expresaron que no había nada que celebrar y que sentían incluso pena por la muerte de un ser humano.
Primeramente comenzaré diciendo que estoy en contra de la pena de muerte y que creo que la muerte de un ser humano es un asunto delicado y que ante un criminal o alguien que merezca un castigo, considero que es más aleccionador mantenerlo encerrado con vida que acabar con su existencia (ya que no sabemos si existe un infierno o un más allá en el que pague sus actos). Dicho y aclarado este punto, por otro lado, no hay manera de que pueda entender como alguien puede entristecerse por la muerte de un individuo como Osama Bin Laden.
¿Que la gente no tiene nada que celebrar? Acaso cuando Hitler se suicidó, ¿los judíos no tenían razón de alegrarse y celebrar? ¿Que este tipo era un ser humano y su muerte es lamentable? ¿Alguien se acuerda del oficio de Osama Bin Laden? Este tipo era un líder terrorista, con entrenamiento de la CIA, involucrado en la caída de las Torres Gemelas, las bombas en Londres y Madrid, decenas de explosiones de Embajadas, tortura y ejecución de soldados y periodistas grabados en video, asesinato y mutilación de otros musulmanes que no apoyaban la secta radical del Talibán, etc. Pero ahora resulta que como fueron los yanquis los que lo mataron, ¿el tipo era un santo y nadie puede sentir alivio de que su amenaza sobre la población mundial haya desaparecido?
El que los Estados Unidos sea culpable o no de guerras absurdas como la de Irak y Afganistán, que su práctica imperialista sea desastrosa para las demás naciones, sobre todo las tercer mundistas, que sea contradictorio que luego de que le dieran un premio Nobel de la Paz a Obama, el continúe con la guerra y haya dirigido un operativo para matar a Osama, nada de esto anula el hecho de que este tipo era un asesino y un terrorista.
Es una lástima que no lo hayan arrestado y encerrado para siempre en una celda, pero quizás era lo suficientemente peligroso como para que el riesgo de no matarlo ameritara su asesinato. Lo cierto del caso es que, yo si me alegro de un asesino menos en el mundo, aunque ¿quién sabe? Tal vez la teoría de que no está muerto sino encerrado en una prisión secreta sea cierta y ahí le estén dando su merecido castigo.
Luis Grande
Periodista – Videógrafo – Cineasta
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